Con 18 años me lié la manta a la cabeza y comencé mi andadura.
No fue fácil, lo juro, pero, ¿para quién lo es? Descubrí lo que era tener una meta ahí a lo lejos y ser incapaz de alcanzarla.
Trabajé de limpiadora, de dependienta, de productora, de cuidadora; hice todo lo que pude, e incluso hice más de lo que pude; caminaba y caminaba, pero nunca llegaba a ningún sitio en el que quisiera quedarme.
Entonces apareció la fotografía. Ahí estaban todas las canciones que quise cantar, todas las danzas que quise bailar, todas las vidas que busqué vivir. Contar historias con las fotografías siempre estuvo conmigo, pero no le había hecho caso. A partir de entonces las cosas tuvieron sentido.
Y esa va a ser a partir de ahora mi vida, os lo prometo. Voy a vivir fotografiando. Es lo que soy. El mundo me pondrá en mi sitio y me dará y me quitará todo lo que quiera quitarme y darme, pero aquí estaré yo, contándolo en imágenes.
Esta es mi historia, ¿me dejas contar la tuya?